CALLE NICARAGUA: ¿DESIDIA O TRÁFICO DE INFLUENCIAS?

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Por: Juan de Mata.
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Cuando un problema no se atiende a tiempo y se deja crecer, se hace más difícil su solución en el corto plazo, a tal grado que sus repercusiones serán tan serias, que se pondría en riesgo a quien esté políticamente involucrado en ello; por ello es importante recordarle al Presidente Municipal de Campeche, Carlos Oznerol Pacheco Castro, la situa-ción que priva en la calle Nicaragua del barrio de Santa Ana, colindante con el Mercado Pedro Sainz de Baranda, que forma parte del recinto histórico de la Ciudad, sujeto a la reglamentación de imagen urbana de las autoridades estatales y federales (INAH).

Calle NicaraguaEl problema se originó desde hace más de cuatro años, cuando, con motivo de la remodelación del Mercado, alguna autoridad no se sabe en base a qué, autorizó que se instalaran puestos ambulantes de los introductores de frutas y legumbres del Mercado Principal de la Ciudad de Campeche, “coyotes” que tienen secuestrada hasta la fecha, como si fuera de su propiedad, esa calle y arteria importante desde el punto de vista vial, comercial y turística, paso obligado tanto de vehículos como de personas, hacia y desde el centro de la ciudad; es la Calle Nicaragua, entre la antigua Zanja o desague del Mercado y el Circuito Baluartes; esos comerciantes prácticamente tienen instalado un centro de abasto permanente en un lugar público, lo que ha traído como consecuencias que pululen todo tipo de alimañas, tanto animales como humanas, basura, suciedad, pestilencia, hacinamiento y congestionamiento del tránsito, con el consiguiente perjuicio y peligro para los ciudadanos que transitan por esa vía con muchas dificultades, y principalmente, para los vecinos de dicha calle.
Está de más decir que por las noches ese paso se convierte en tierra de nadie, principalmente, en días y horas de carga y descarga de productos, de los grandes camiones, pues prácticamente se adueñan de las calles para sus maniobras y se convierte en cantina al aire libre, y muy probablemente, salen a relucir los cigarrillos de “mota” y otras lindezas, por lo que pasar por la noche por ese lugar es un peligro latente para las familias, principalmente las mujeres y los niños, que escuchan y tienen que soportar toda clase de insultos y proposiciones sexuales indecorosas, lo que puede derivar y ha derivado en asaltos o agresiones, provocaciones, mentadas de madre de los foráneos que allí medran.
Y las autoridades del Ayuntamiento, bien, gracias, muy preocupados y ocupados haciendo futuris-mo político, violando toda reglamentación y normatividad en materia de via-lidad, urbanismo u ordenamiento urbano, ornato público, actividad comercial, tránsito de personas, higiene y salubridad (se pueden ver diariamente los huacales de verduras y las hortalizas a flor del suelo, mientras los perros y las alimañas pululan por todos lados), por lo que consumimos productos antihigiénicos y contaminados; que se den una vueltecita las “marchantas” por esa calle y no les quedarán ganas de volver a comprar su despensa en el Mercado; ¿y la Secretaría de Salud o Copriscam, o el Indesalud?, ¿qué han hecho al respecto, para cumplir con su obligación de prevenir la contaminación de los productos alimenticios y, por lo mismo, la propagación de enfermedades entre los campechanos?, ¿y los inspectores, tanto del Ayuntamiento como del sector Salud?, ¿están cumpliendo con sus obligaciones?, ¿cuántas infracciones y multas se han levantado en contra de estos malos comerciantes o coyotes?, ¿quién los protege y a cambio de qué?, ¿hay alguna autoridad del Ayuntamiento o de Salud que nos pudiera o quisiera informar?, o ¿tenemos que acudir a la Ley y a la Comisión de Transparencia para que se nos informe detalladamente qué está pasado?
¿Qué es mayor, la influencia de los Camacho y Cía., principales coyo-tes del mercado Pedro Sáinz de Baranda o la fuerza de la ley y de la autoridad para aplicarla?, ¿por qué hasta la fecha ninguna autoridad se atreve a desalojar a estos malos comerciantes de la calle Nicaragua?, por todo ello a costa de la mala ima-gen de la Ciudad y del peligro que corren los ciudadanos en su integri-dad física que a fuerza tienen que transitar por esa calle? Y también, el peligro que representa el manejo de esos productos alimenticios para la salud de todos los campechanos.
Si el Presidente Municipal ha reco-rrido los mercados periféricos asentados en las colonias populares para solucionar los problemas que los aquejan, entre ellos el del ambulantaje, porque lesiona a los comercios establecidos dentro de los centros de abasto, debe solucionar aquellos que perjudican a terceros, es decir, a la población, que a fin de cuentas, son los que pagan el descuido y la irresponsabilidad de las autoridades municipales, en especial las de Mercados, pero de manera directa se involucra al H. Ayuntamiento.
Los problemas de la población ya no se solucionan con visitas de compromisos, protagonismos o fotos de relumbrón o decorativas en los medios de comunicación; ahora se requiere de un trabajo real, eficaz y honesto, que de solución a las deficiencias, rezagos y problemas que aquejan a los campechanos.
Es hora de poner manos a la obra, quedan dos años para demostrar con trabajo y con acciones, con resultados y transparencia en los hechos, con honestidad y con entrega, que merecen nuevamente el voto de los ciudadanos.

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